MONTAÑISMO INVOLUNTARIO



Reihold Messner hizo cumbre en el Nanga Parbat en 1970, tras haber perdido a su hermano y siete dedos de los pies por congelación, sin embargo su inquebrantable pasión por la montaña lo convirtió en 1986, en el primer hombre en completar los 14 ochomiles “sin oxígeno”. Kurt Diemberger vio morir a su compañero de cordada Hermann Buhl en un descenso en Chogolisa en 1957, aún así en años sucesivos corono la cumbre de 6 ochomiles más. Inclusive en 1986 cuando asciende al K2, ve morir nuevamente a su compañero de cordada, su amiga Julie Tullis. Como estos, son muchos los montañistas que no sólo pierden partes de su cuerpo por perseguir sus objetivos en la montaña, es muy delgado el hilo que une la pasión y la muerte allá arriba. La verdad es que muere gente, mueren personas y con ellas, una parte incalculable de la vida. Sin embargo, los retos planteados cada vez son más grandes y en lo que ser un “montañista” respecta, el perder y regresar a encumbrar te dignifica.

En 1981 mientras Jerzy Kukuczka coronaba la cumbre del Makalu Raiza Ruiz, una estudiante de medicina de 25 años, se convierte en víctima de un accidente aéreo que la deja a la deriva en la selva amazónica. El avión, en el que viajaba a Maroa a terminar su rural, cae y explota. Raiza ve morir a los tripulantes y queda sola, herida, sin equipo, sin comida y en medio del Amazonas. En una semana, el tiempo transcurrido hasta su rescate, debió enfrentarse a la naturaleza, afrontar la muerte de las personas que viajaban con ella y luchar por su vida. El equipo de Cerrero, 28 años después del incidente, quiso conocer a tan “emblemático” personaje de la historia caraqueña. “Montañismo Involuntario” como hemos denominado esta entrevista, fue lo que le tocó vivir a la dra. Ruiz.


Quien ve a Raiza por primera vez, y en pleno conocimiento de su historia, se le hace difícil imaginar que esta simpática mujer de 1.50 de estatura haya podido superar las adversidades que la selva le impuso. “Le tengo miedo a las cucarachas” nos confeso, en medio de la amena conversación que establecimos con ella en Arabica Café. Después de escuchar como fue “acosada” por la prensa y la televisión amararillista, que por ejemplo, intentaron usar la tragedia de su caso para menguar los ánimos de la población Chilena sometida al régimen de Pinochet en el 80, le preguntamos: - haber vivido esa experiencia, en tu realidad actual, ¿es bueno o es malo?

-Fue malo en definitiva, hasta ahora no le he visto nada bueno a aquella experiencia. Si pudiese borrarla de mi vida ya lo hubiese hecho sin pensarlo dos veces.


Raiza, ¿y cómo es tu relación con los lugares parecidos a los que transitaste en ese momento.

-Amo mi país, cuando viajo al interior en autobús no puedo despegarme de la ventanilla. Los paisajes son increíbles. Varias veces tuve que regresar a trabajar Maroa y volar sobre el lugar del accidente, incluso fui con mi mamá, quien se convirtió en todo un personaje en el la localidad…


Parece ser que la vida es un fenómeno exclusivo de este planeta. La vida es en esencia salvaje. Es un todos contra todos. Te comes a alguien y alguien te come. Al punto que sobrevivir a una semana de eso es una proeza. ¿Qué sentido le ves a esto?

-Si, la naturaleza es eso, es ley de vida….


Claro, pero la pregunta tiene su connotación teológica… (No había terminado de completar la frase cuando la interrumpimos para dirigirla a donde queríamos) ¿Cómo ves la religión en todo esto?:

-Ahh, de eso mejor no hablemos. Mis relaciones con la religión y con lo que sería Dios no están muy bien desde aquel incidente. En esos días, en la selva estaba muy llena de rabia, no encontraba y no he encontrado ninguna razón que justificara estar en ese lugar. Muchas cosas me molestaban, que Margaret Tacher dejara morir de hambre a Bobby Sands en aquel entonces, que helicópteros sobrevolaran la zona del accidente y ningún grupo de rescate se internara en la selva para buscarnos…


¿Y Por qué te salvaste?, ¿Qué fue lo mas importante para que eso sucediera?

-Si mi papá estuviese vivo podría responderles y diría: “se salvo por terca” y creo que tendría razón. En medio de la selva, con muchísima hambre, rabia, con la piel con quemaduras y cada vez más deshidratada me dije a mi misma que si iba a morir lo haría en Caracas, no en ese sitio, y seria cuando ¡¡¡yo quisiese!!!....jejeje. ¿Cuándo yo quisiese?, que determinación la mía…


Creo que de tantas cosas que hablamos esa tarde, esa fue una de las confesiones que mas nos hizo reflexionar y es que Raiza en medio de su obligada expedición y en medio de las vicisitudes impuestas por la selva no se dejo desfallecer. Como los montañistas que han estado al borde de la muerte y se salvan, el espíritu de Raiza la mantuvo con vida. Su ímpetu fue tan grande que la sobrepuso a la muerte en aquel lugar. Por ello quisimos saber y le preguntamos:


¿Qué opinión te merece los montañistas que hacen expediciones a por ejemplo lugares de 8.000 metros? Ellos saben que por encima de los 7000 metros están biológicamente muriendo y que cualquier microaccidente que les ocurra le va a causar un desenlace fatal, pero irremediablemente van. Frecuentemente se topan con cadáveres de expedicionarios anteriores y podrían presenciar la muerte de sus compañeros y sin embargo nada los detiene….

-Yo creo que el ser humano siempre ha tenido la necesidad de plantearse retos como esos y superarlos. Además tiene la constante necesidad de demostrar que puede hacerlos……


¿Crees que tiene entonces que ver con algo de ego?

Podría tener que ver con eso, pero la necesidad de logro en el hombre siempre va a existir sólo debe tener presente el respeto por los demás…


En el caso de Raiza, el prevalecer en la selva, sobreponerse y delinear nuevamente su camino en la vida… convertirse en médico, y continuar siendo la hija, la hermana, fue alcanzar la cumbre. Sus compañeros de cordada perdidos, tal vez quienes la acompañaban en el avión, tal vez su fe, las dos cosas y más. Aquella estudiante, hoy por hoy orgullosa doctora, no buscaba lo que encontró en aquella selva hace 28 años atrás cuando ocurrió el accidente, a diferencia de Messner o Diemberger quienes sí tenían claros sus objetivos en la montaña. Sin embargo los tres lograron la gloria: la cumbre, aquella que los dignificó, que los hizo grandes…. Ciertamente para Raiza, montañismo involuntario.


Este suceso fue muy sonado en el país en su momento. Cuando los grupos de rescate llegaron a la nave fueron hallados todos sus ocupantes menos ella. Nadie sabía de su destino. Las autoridades de ese entonces optaron por una solución insólita: la enterraron. Luego de aparecer físicamente vivió por décadas con su acta de defunción como documento de identidad. Pasaron muchos años antes de que pudiera legalizar el hecho de que estaba viva.

En los siguientes links se detallan las situaciones vividas por Raiza durante su estadía involuntaria en la selva.

http://www.rescate.com/raiza.html http://noticias.eluniversal.com/2006/09/01/ccs_art_01403C.shtm


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